Linduritas: ¡me cansé!
Me cansé de esa frase disfrazada de halago:
“Pero tú, ¿de qué te quejas?”
Como si por no tener hijos, no tener perro, pecera o planta, no tuviera derecho a estar HARTA
Como no tengo a nadie que me llore en la madrugada, no tengo que salir corriendo a voltear las tajadas pa’l almuerzo, entonces no tengo estrés y no me puedo sentir confundida.
Déjame contarte algo:
¡Tengo cojones emocionales!
Los piloteo, y están llenos de errores, fracasos, cambios de rumbo y muchísima soledad.
Y sí, tengo libertad.
Pero la libertad también pesa.
La libertad también duele cuando se siente como desarraigo, incertidumbre o falta de pertenencia.
Y sí, he tenido SUERTE…? …
porque no me detuve a lamberme las heridas.
Seguí. Aunque me doliera todo !
Y hoy…
Me CHOCA tener que explicarme.
Me CHOCA que mi cansancio tenga que justificarlo como si fuera un privilegio tenerlo.
Y me duele que se nos haya metido en la cabeza que si alguien está peor, tú no tienes derecho a sentir lo tuyo.
Pues ¿sabes qué?
Sí tengo derecho a estar MAMADA.
Aunque haya gente peor.
Sí tengo derecho a estar cansada.
Aunque mi vida se vea bonita.
Porque no se trata de competir en desgracias.
Se trata de permitirnos sentir.
Y si hoy tú también estás frustrada, abrumada, sensible o con ganas de mandarlo todo a la porra…
No necesitas justificación.
No necesitas permiso.
Solo necesitas ser honesta, lindurita
Humanamente PUPI
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