Vivimos en la era de la opinión gratuita.
Donde la gente cree que porque algo se le ocurre… tiene que decirlo.
Y peor aún: cree que tiene el derecho divino de opinar sobre tu vida.
— “¿Por qué no haces más de eso?”
— “Tú serías millonaria si te metieras en eso.”
— “Yo no entiendo por qué tú, con ese talento, no haces esto o aquello.”